miércoles, 30 de abril de 2008

Odisea del Frio

La verdad, es que me cuesta escribir. No por falta de ideas o de musa inspiradora, que también serían un buen pretexto, pero más me cuesta por la poca movilidad de los dedos por el exceso de frío en este mundo. No es metafóra, es realidad, hace mucho frío y los dedos me cuesta moverlos. Se me ponen torpes y escribo pésimo.
La verdad, siempre que me pongo a escribir en este blog nunca tengo una idea de que poner, siempre es a lo que me salga y me salen cosas entretenidas a veces, gracias. Y por ser esta una ocasión especial, no será una excepción, más será una ocasión cotidiana.
Pero este cuento que ahora les traigo trata de un individuo como todos los cuentos, eráse un cuento muy bueno a los oídos de los políticos, un cuento maravilloso, lindo e increíble.
Sucedía que este individuo, de nombre Patricio, Julián, Juan, Pedro o cualquier apostol que se les venga a la mente, así que dejemoslo en Patricio.
Resulta que Patricio, un día de otoño afectado por el cambio climático, o sea un otoño que parece invierno, un otoño helado. Iba caminando, por una calle llena de gente, pero a la vez vacía, vacía porque nadie miraba al de al lado, más que cuando se topaban producto de un choque repentino y causal, como todas esas causalidades de la vida que nos llegan derrepente.
Pero resulta que después de ese choque repentino, Patricio conoció a una chica, una mujer linda, demasiado linda para él, un tipo no tan agraciado y que nunca aspiraría a ese tipo de mujeres, pero la conoció y en esa conversación repentina y furtiva que se escapa después del choque Patricio le sacó un nombre a esa chica: Pamela, Pamela como no olvidar ese nombre repentino y furtivo, Pamela, como todas las Pamelas famosas y lindas que nos ofrece Hollywood, así como la Pamela de Tommy Lee, así mismo como Pamela de ese jugador de Unión Española, Pamela como te recuerdo Pamela.
Pero se atrevió a ir más allá, más cerca de conocerla le preguntó: ¿llevas tiempo y ganas de hablar con este desconocido torpe que anda chocando personas y disculpandose después? Ella no dijo nada, solo sonrió, nada más.
Le resultó esta vez el truco, la conoció. Sacó un número de teléfono. La llamó un día y recién comprendió que esa sonrisa era su despedida, que esa sonrisa era una linda y tierna historia de amor que nacía y moría ahí mismo, en esa calle llena de gente pasando rauda y sin mirarse, Pamela, como te recuerdo dulce Pamela, no te veré nunca más no porque yo no quiera, sino que porque te fuiste y no puedo seguirte, Pamela no te olvidaré nunca tierna Pamela. Así como llegaste te desvaneces.
Tanto frío encontró en esa llamada que Patricio congeló los recuerdos, los sentimientos y las esperanzas, transformó su ilusión en llanto, su llanto en desesperación, su desesperación en depresión. Patricio no pudo descongelar su alma, hasta el día de hoy todos se preguntan ¿Y en que momento llegará el verano en el cuerpo de Patricio?

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