miércoles, 29 de octubre de 2008

Hombres buenos siempre tienen cosas buenas.

Toda mi vida se me ha dicho que haga las cosas bien, en todo momento y en todas las circunstancias posibles, tambien me lo han dicho en todos los tonos encontrables y de todas las maneras pero siempre que uno hace bien no le llegan las cosas buenas que le prometieron en esas difusas y lejanas circunstancias, al parecer alguien se enseñorea con nosotros y no quiere que estemos recibiendo esas cosas buenas que nos han prometido.
Todo este chamullo que vengo a contarles en esta ocasión me nace por la simple inquietud que me deja el que me digan que ya no me necesitan más (y he aquí ustedes se preguntarán: ¿quién no necesitará más a Rakso? Los dejaré con la expectativa un rato, para después, si es que me atrevo, contarles)
El día domingo 26 de octubre, después de haber salido de todo el jaleo de las elecciones municipales en todo Chile, donde se me vió, o pudieron imaginarme, caminando por las calles de Maipú, Santiago centro y San Bernardo. Maipú llendo a visitar y regalonear con mi novia, ¿sabía usted que Rakso ama a Rocío?, en Santiago Centro visitando a mis compañeros de ruta, los humanistas venidos de todas partes de la inmensa y pequeña región metropolitana; en San Bernardo cuando me pusé a conversar con la Jessica, sobre el futuro, las elecciones, los resultados, la Nora Cuevas alcaldesa flamante de nuestra comuna y de como armar el comunal de San Bernardo, que por primera vez sería un comunal conformado por jóvenes. Sobre esas cosas conversabamos con la Jessica y derrepente salió el tema de mi trabajo y yo en un momento le dije: "Jessica, no te preocupes, yo no me veo trabajando en el ciber el próximo año" Esto con clara referencia a lo otro que me ha mantenido ocupado en mi cabeza y mi cuerpo, aparte de escribirles a ustedes, también por las mañanas me creo empresario y hago maromas, si escucharon bien: maromas, por parecer una empresa lo más establecida y pudiente posible, dentro de mis capacidades y recursos claramente. Pero una noticia me dejó pensativo, preocupado y apurando el tranco de lo que vengo haciendo hace meses, desde el diecíseis de noviembre no trabajaré más en el ciber, este bendito ciber que me acogió por ¿cuánto? 7 meses y medio, con fecha y todo. Miro regularmente hacía atrás, me siento incomprendido y vengo a hablarles de lo malo que les pasa a todas esas personas que hacen bien, siento en esta pega un gran cariño porque la he visto crecer desde que en aquellas tardes aburridas donde me tiraba de una de las sillas por el pasillo vacío que se formaba por la falta de clientes hasta tener el ciber lleno, triste resulta esto de tener que dejar lo que hasta ahora era una simple rutina.
Pero la vida sigue, cierto?, la vida sigue, mi camino más que estar entrampado entre la inminente cesantía y mi proyecto que se resiste a nacer de empresa, esta siendo cada vez más luminoso, vuelvo al contacto del día rutinario, con mis manos y mi frente luminosa, y mis pies cansados de tanto caminar, mi mente inquieta, mi cuerpo inquieto, aquieto mi mente, mi corazón y mi cuerpo. La vida sigue, siempre ha seguido caminando y uno está llamado a seguir, a buscar los nuevos caminos de su vida, abrir nuevas oportunidades, nuevos horizontes y nuevas posibilidades.
Nos veremos más seguido el próximo año, espero que los avatares de esta vida los traigan de nuevo a mi vida, los he extrañado muchos amigos míos, mucho como no saben cuánto.


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